lunes, 16 de febrero de 2015

Los documentalistas existimos, pero que no se entere nadie.

Sí, los documentalistas existen.

No sé si conoceréis los estudios en biblioteconomía y documentación. Ni siquiera sé si conoceréis el actual grado en información y documentación. En este ambiente es posible que sí, ya que vosotros, como amantes de los libros, imagino, aunque igual me equivoco, estaréis informados sobre esta profesión tan bonita y que abarca entre otras cosas al mundo bibliotecario. Bueno, si realmente lo conocéis podéis sentiros especiales, ya que seréis de los pocos. Hoy día es vergonzoso ver cómo grandes instituciones, íntimamente relacionadas con la documentación, desconocen el trabajo que desempeñan los profesionales que la realizan. Información y documentación: ¿y eso qué es? es la frase con la que me encuentro día tras día y que "disculpo", ya que puedo llegar a entender el desconocimiento por esta rama aún en proceso de investigación y perfeccionamiento, pero lo que no me cabe en la cabeza es que instituciones como museos aún desconozcan exactamente la labor que desempeñamos, que no entiendan, que una biblioteca no la puede llevar cualquiera, que hay unos estudios para ello y que no es algo tan sencillo. 

Los estudios en marketing también son muy recientes, y sin embargo todo el mundo los conoce. Los estudios en ciencias de la educación física tampoco tienen mucho más tiempo, al igual que la fisioterapia, y sin embargo todo el mundo está informado. ¿Por qué sobre nosotros no se sabe nada? Estoy haciendo las prácticas en la biblioteca de mi ciudad y el primer día otra chica en prácticas de animación me preguntó que si eso de las bibliotecas era algo que se estudiara, en fin, pues sí, y de hecho no es un año, ni dos, ni tres, sino cuatro hermosos años.

Es triste estudiar durante cuatro años una profesión que no está reconocida. Es triste que nadie sepa para lo que sirves, excepto los propios profesionales del ámbito, de los cuales pocos lo han estudiado. Aunque es más triste aún, pero que mucho más triste, estudiar y al terminar no saber nada, o sentirlo al menos. Es muy triste llegar a bibliotecas y no saber qué hacer, o que te planten una caja de archivo y no saber por donde empezar. Es triste perder el tiempo, que es exactamente lo que siento que he estado haciendo estos cuatro años de mi vida. Sí que he aprendido cosas, no vamos a ponernos dramáticos, ¿pero lo que he aprendido es realmente lo que necesito? Tengo conocimientos sobre cosas tan inútiles. He estudiado contenidos hasta tres veces diferentes en tres asignaturas diferentes y en cambio hay otros que han pasado totalmente por alto. 

¿Sabíais que no es obligatorio tener estudios en biblioteconomía para trabajar en una biblioteca? ¿No es vergonzoso? Y esto ya no lo digo por aquellos que llevan años, incluso desde antes de que existiera la titulación ejerciendo esta profesión, ya que ellos son los que han crecido y aprendido con ella, al compás, sino a todas esas personas que actualmente creen realmente que pueden desempeñar una labor que a mi me ha costado cuatro años de mi vida "aprender" y todo porque a nadie le ha dado la gana de mostrar al mundo nuestra función. ¿Y dónde están nuestras defensas? ¿Dónde está el orgullo de documentalistas? ¿Donde está nuestro ejército y nuestro apoyo para combatir este intrusismo y desinformación? Yo, desde luego no lo sé. Y ya os digo que la universidad no es el mejor sitio donde buscarlo, al menos en la que yo he estudiado.

No está bien generalizar, y está claro que siempre hay excepciones, pero aquí, donde yo estudio, os aseguro que a la gran mayoría les importa así como una mierda, hablando mal y pronto. Sé que mis palabras son duras, pero es lo que yo he sentido, al menos en la mayoría de los casos (no todos). Los grandes de la documentación, aquellos que han dado su vida al estudio de esta materia, son los mismos que deberían, desde hace mucho tiempo, habernos dado a conocer, pero claro, la cantina de enfrente de la facultad se ve que resultó ser más atractiva. ¡Si ni siquiera tenemos un colegio que nos defienda! 

Repito que no me gusta generalizar, y he tenido profesores que me han devuelto las ganas de luchar por algo que veo imposible, al menos para mi propio provecho, y de los que he aprendido muchísimo, pero han sido los menos. 

Esto se acaba, y sois vosotros los que estáis haciendo que se acabe. Sí, vosotros, los profesores, los que os hacéis llamar doctores, y no dudo de vuestros conocimientos, pero sin duda no habéis sabido discernir cuáles me tenéis que enseñar a mí, como alumna, ni cuáles tenéis que mostrar al mundo ni cómo. El grado en información y documentación desaparecerá, porque a nadie le interesa, porque nadie lo conoce, porque os lo estáis buscando vosotros mismos.

Seremos unos mindundis, unos cualquiera, prescindibles y sin valor para todos aquellos que nos desconocen. Triste pero cierto. Y toda la esperanza debería estar en las nuevas generaciones, pero viendo lo que nos enseñan y cómo nos lo enseñan, sobrentiendo el final. Realmente es una pena, porque es una profesión bonita que a mí me gusta y por eso decidí estudiarla, pero supongo que cuando ya tienes la barriga llena deja de interesarte el plato del vecino.

Mientras los curriculums vuelan yo seguiré respondiendo a la misma pregunta: Información y documentación ¿y eso qué es?


lunes, 9 de febrero de 2015

Reseña "Una lectora nada común" de Alan Bennet



Título: Una lectora nada común
Título original: The Uncommon Reader
Autor: Alan Bennet
Editorial: Anagrama
Páginas: 128
Año de publicación: 2008
Formato: Tapa blanda con solapas.
Género: Comedia
ISBN: 978-84-339-7475-4
Saga: Autoconclusivo


Si sus perros hubieran respondido a su llamada, la reina no habría descubierto el vehículo de la biblioteca móvil del ayuntamiento aparcado junto a las puertas de las cocinas del palacio. Y no habría conocido a Norman, el joven pinche de cocina que estaba leyendo un libro de Cecil Beaton e iba a constituirse en su peculiar asesor literario. Pero ya que estaba allí, la reina decide llevarse un libro. ¿Y qué puede interesar a alguien cuyo único oficio es mostrarse interesada? Isabel II de Inglaterra descubre en los estantes de la biblioteca el nombre de una escritora que conoce, Ivy Compton-Burnett. Y de ella a Proust. Y de Proust a Genet, cuya sola mención hará temblar al presidente de Francia, sólo median algunos libros. Así, azarosamente, ella, que hasta entonces sólo había sido un lugar vacío ocupado por una fuerte idea del «deber», descubrirá el vértigo de la lectura, del ser, del placer.


Cuando me enteré de que la protagonista de este libro era la reina de Inglaterra me tiró mucho para atrás, ¿a quién le apetece leer sobre la reina de Inglaterra?. pero dado que trataba sobre libros, tuve que darle una oportunidad y la verdad es que no estuvo mal.

Desde luego el autor de esta historia ha demostrado una gran imaginación y valentía al escribir una historia inventada sobre nada más y nada menos que al reina de Inglaterra. La historia cuenta como la reina comienza a leer de forma abrupta y sin miramientos. Ella no había leído nunca antes, ya que eso no entraba dentro de sus obligaciones y más adelante esa lectura no aportaría nada a su pueblo, al que ella se entregaba fielmente día y noche, así que era una cosa que siempre había calificado de inutil. La reina comienza a leer de una forma tímida, casi con recelo, pero acaba descubriendo en los libros un mundo nuevo en el que sumergirse, una manera de olvidarse de sus preocupaciones y, al mismo tiempo, de desatender sus obligaciones.

Una vez que la reina se mete de lleno en el mundo de la lectura ya no hay quien la saque y pasa por absolutamente todos los problemas que suele tener un lector; llega tarde a los sitios por estar leyendo, siempre lleva un libro encima, incluso a los eventos oficiales; se acuesta a las tantas leyendo; solo quiere escuchar a la gente que haya leído lo mismo que ella e intenta por todos los medios y en todo momento sacar el tema de los libros a colación. 

Las visitas se impacientas, los empleados se preocupan por el cambio de actitud de la reina, incluso llegan a pensar que está perdiendo la cabeza, y sus citas terminan molestas dado el grado de insistencia de la reina por saber sus hábitos literarios. La reina incluso decide concertar varias citas con algunos de sus escritor preferidos, para preguntarles y comentar sus obras. En este sentido, el libro también realiza una fuerte crítica a los escritores y el egocentrismo que provoca que quieras estar con ellos para hablar de su obra, y que lo que él ha hecho haya sido un éxito. 

Por otro lado, la reina se da cuenta, conforme avanza el libro, de que la lectura la ha humanizado y que la ha bajado de la nube de reina en la que se había aposentado. El libro no tiene muchos más personajes y es un libro ligero y rápido de leer. No creo que haya sido una gran aportación, al menos para mí, pero sí que ha sido un libro que me ha gustado, por la perspectiva tan exacta de lector adicto con la que me he sentido identificada. 

Durante el transcurso del libro hay una gran cantidad de referencias de obras, de las cuales creo que he conocido una, con suerte. Son autores un tanto rebuscados, o al menos no tan famosos como es habitual. El final del libro, bueno, esto es muy subjetivo, pero diría que no me gustó, o al menos esperaba otra cosa, de todos modos no diré más, será mejor que lo descubráis por vosotros mismos.

En resumen, "Una lectora nada común" es un libro sobre libros, un libro sobre lectores y literatura, con una protagonista un tanto peculiar. No está basado en hechos reales, y de hecho la reina me acaba cayendo hasta bien. Es cortito y ligero, así que os animo a leerlo. 



¿Qué os ha parecido? ¿Os sonaba? ¿Lo habíais leído? ¿Os llama la atención?

viernes, 6 de febrero de 2015

Reseña "Los árboles no mueren de pie" de Alejandro Cassona.



Título:  Los árboles mueren de pie
Título original: Los árboles mueren de pie
Autor: Alejandro Casona
Editorial: Edaf
Páginas: 128
Año de publicación: (1949) 2014
Formato: Tapa blanda.
Género: Teatro
ISBN: 9788441421899
Saga: Autoconclusivo


El señor Balboa (abuelo) tenía un nieto desalmado al que, en su día, tuvo que echar de casa (hecho que ocultó a su esposa). Desde entonces él mismo se hacía llegar cartas que en teoría se las mandaba su nieto a la abuela (su esposa). El nieto real decide volver a su hogar (en busca de dinero) pero el barco en el que venía naufraga. Balboa contrata a un imitador y hacedor de ilusiones benéficas (Mauricio) en conjunto con una linda muchacha (Isabel), para que finja ser el nieto perdido y «su feliz esposa» ante la abuela; los alecciona y logra que den el pego.

Pero… llega por sorpresa el malvado y verdadero nieto, que no ha muerto como se creía. Por fin, la abuela se entera del engaño, pero decide no comentarlo al imitador ni a la muchacha, como agradecimiento por los días felices que le han hecho vivir y, en definitiva, con el mismo objetivo que la pareja y la institución de Mauricio habían ido a realizar allí: hacer realidad ilusiones.


Este lirbo es un tanto especial.Es un libro que leí para el club de lectura de adultos y está escrito en formato teatro. No es el primer libro que leo en este formato, pero sí el que m´s me ha gustado hasta el momento.

El inicio del libro es una locura, ya que todo comienza en una especie de empresa que se dedica a ayudar a las personas a ser mejores a partir de actos desinteresados y un poco al límite de la ley. Por ejemplo, en uno de los casos raptan a una niña para que sus padres valoraran el tiempo que pierden sin estar con sus hijos (en este caso a la empresa no le sale del todo bien la jugarreta). Este ejemplo es un poco bestia, pero no consigo recordar ahora mismo otros, y así os dais cuenta de hasta donde son capaces por darle una lección a una persona.

Como decía el inicio es una locura porque todo resulta un tanto confuso y cuesta un poco centrarse y entender el hijo de la historia. Una vez que consigues entrever por dónde van los tiros, el libro resulta muy curioso, incluso divertido. A mitad de la historia el escenario cambia y la trama da un gran giro dividiendo la obra en dos partes bien diferenciadas; la primera con un gran toque de humor y crítica social y la segunda más seria y profunda en otros aspectos.

Es un libro con una trama muy interesante que invita al debate. Además contiene muchas citas preiosas que os encantarán. Es curioso, porque es un libro totalmente atemporal; yo, conforme lo leía me lo imaginaba en la actualidad, sin embargo es un libro del período de la guerra civil, lo cual me parece increíble, sobre todo por los sutiles toques feministas y por la manera de hablar y de pensar de los personajes. 

Como decía, es un libro que me ha encantado y que dado su formato resulta muy breve y ameno de leer. Os lo recomiendo para quien le guste el género, aunque sin duda esta obra debe de ser mejor en directo e interpretada por actores.

En resumen,  "Los árboles mueren de pie" es un libro ameno, divertido, atemporal y que os hará pensar. Transmite un mensaje muy bonito y además encontraréis muchas citas que os cautivarán.


¿Qué os ha parecido? ¿Habíais oído hablar de él? ¿Os llama la atención?