Pensamientos en voz alta: ¿Solo nos apiadamos de París por cercanía o porque los medios lo han querido así?

¡Hola pequeños lectorcillos! Hoy, dado los acontecimientos recientes y la cantidad de opiniones al respecto, todo lo que hago es leer y leer cosas, algunas más coherentes, otras menos, y sin remedio comienzo a tramar mis propias conclusiones en mi cabeza. Sé que esto nada tiene que ver con la literatura, pero cuando en mi cabeza se forman estas ideas tan claras, tengo la necesidad de compartirlas con vosotros para mostraros mi punto de vista.

El terrible incidente de París ha paralizado el mundo. Cientos de países se han solidarizado con esta cuidad, y muestran la bandera francesa en sus edificios más importantes. YouTube se ha teñido de azul, blanco y rojo, y miles, quizás millones de perfiles de Facebook muestran ahora mismo estos colores como muestra de apoyo a Francia y las víctimas de estos atentados. Twitter y el resto de redes sociales se han llenado del mensaje #PrayForParis, y cierto es, que todos estamos un poco trastocados con lo acontecido, debido esencialmente a la cercanía del atentado.

Por supuesto, en la red todo es criticado, y también miles de personas se han lanzado a criticar el hecho de que se produzca esta compasión desmedida por París, cuando en el resto del mundo, estos mismos terroristas matan, destruyen, bombardean, sin que nadie haga una muestra de luto por ellos. Lo que se critica, en esencia, es la hipocresía de la gente por tener en cuenta un atentado en París, y no tener tan en cuenta los otros tantos. Es entonces cuando yo me planteo si realmente las personas que han mostrado esta compasión tan hipócrita, —porque sí, es en cierto modo hipócrita— tienen realmente culpa de haberlo hecho, o simplemente están influenciadas por toda la mierda que les están soltando los medios.

Nadie hubiera puesto su perfil de Facebook con la bandera de Francia, si no hubiera habido alguien que se hubiera dedicado a hacer la aplicación para que así fuera. No estaríamos tan alarmados si los medios de comunicación no hubieran hecho la campaña que actualmente están haciendo con respecto a estos atentados. La población se hubiera puesto de luto de igual manera si los medios hubieran dado el mismo bombo a la situación de Siria meses atrás. Todos hubiéramos puesto nuestra banderita en nuestros perfiles y pasaríamos miles de lacitos, mostrando la tristeza que sentimos por esa terrible situación. 

No critico el hecho de que haya surgido una campaña de compasión tan grande debido a lo de París, yo soy la primera que me siento consternada y llena de tristeza, lo que critico es el hecho de que los medios nos influyan de la manera que lo hacen y se aprovechen de ello. Todavía no he visto un lazo de luto por las 200 niñas secuestradas aquella vez, ni por el pueblo calcinado de aquella otra, ni por sirios, israelitas, palestinos... ¿Y es que acaso no somos capaces de sentir pena por ellos igual que la sentimos por los franceses? Pues claro que sí, pero es imposible que sintamos pena por algo que desconocemos. Es imposible que sintamos pena por algo que apenas ha sido explicado en dos minutos en el telediario. No somos nosotros los que teñimos de colores los grandes edificios de las ciudades, ni los que ponemos el lazo de luto en google, ni la bandera de Francia en YouTube. 

Cierto es que la cercanía es importante. Y que es normal que un país tan próximo, como lo es Francia, nos toque de una manera especial quizás al resto de países. Pero aún así, que os quede claro que nuestra hipocresía, y me incluyo, es simplemente el resultado de una política hipócrita y mentirosa que se aprovecha de los medios de comunicación para hacernos sentir tristes, furiosos e incluso alegres o tranquilos. 

Tened los ojos siempre bien abiertos y no dejéis que la primera noticia que leáis sea la que os haga tener una opinión fundada sobre algo. Ni tan siquiera después de leer las veinte noticias que han salido al respecto, os creáis lo que dice, porque por supuesto habrá medias verdades y grandes mentiras en todo lo que leáis y oigáis. Es tristísimo, pero es así. No podemos confiar en el mundo porque lo vemos a través de ojos ajenos que por naturaleza son mentirosos y manipuladores.